Solemos cometer un error muy común en el mundillo de la fotografía, y es pensar que si una foto no es bella, no es buena. A veces merece la pena renunciar a la belleza, y mostrar la cruda realidad, o elegir una foto que nos cuente algo. Dejenme que les cuente lo que ocurrió una tarde, mientras fotografiaba personajes de Granada, pude asistir a un espectaculo increible, que trato de resumir en tres imagenes: estaba un actor callejero, argentino, actuando frente a un nutrido grupo de espectadores, cuando, de ese grupo, un niño se separó de sus padres y se acercó a observar desde mas cerca. El actor, sin decirle nada, poco a poco lo fué incluyendo en su espectaculo, y el niño se dejaba incluir. El resultado fué una impresionante actuacion de dos personas completamente compenetradas, que no se conocían, y que no se dirigieron la palabra en toda la actuacion. A veces, de la forma más inesperada, asistes a autenticas historias humanas de gran belleza. Solo consiste en estar atento a lo que ocurre alrededor. La inmensa mayoría de estas historias pasan desapercibidas, como consecuencia de las prisas.
La cara de ambos al terminar la actuacion lo dice todo.
1 comentario:
Que gran verdad, sólo hay que saber "ver".
Me he perdido en tu blog y me encantó hacerlo.
Gracias por compartir esta forma tuya de ver el mundo. Un abrazo.
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